La plaza se sitúa en el espacio que ocupó el Convento de San Francisco, del que recibe su nombre, tras cuya desamortización se construye la plaza en 1844. El diseño original de la plaza fue del arquitecto municipal Carlos Mancha pero sufrió cambios posteriores realizados por el arquitecto Tomás Rico, tanto en su botánica como en otros aspectos técnicos.

En 1927 se adorna la plaza con la estatua de un ilustre cartagenero, el actor Isidoro Maiquez. Su calidad e innovación en la actuación, y su aportación a la escena española con su “Reglamento de teatros” que modernizó por completo el panorama del teatro español, le valieron el reconocimiento en su época de personajes de gran importancia, como por ejemplo el de su gran amigo Francisco de Goya, quien pintó en 1807 su retrato que hoy en día se expone en el Museo del Prado.

Se conservan fotografías de la inauguración del monumento a Maiquez en las que es curioso observar que los elementos botánicos más destacables de la plaza, sus grandes ficus, todavía no existían. Otras antiguas imágenes de principios de siglo nos muestran la existencia de pinos, de los que hoy en día sólo perdura uno, situado en la esquina de la plaza hacia la calle Campos, que a pesar de su mayor altura, pasa inadvertido entre las ramas del gran ficus que lo encierra.

De la arquitectura modernista que rodea la plaza destaca la Casa Maestre. La vivienda fue diseñada por el arquitecto Marceliano Coquillant y está inspirada en la Casa Calvet de Gaudí. El eje central del edificio, parte desde la puerta decorada con detalles rococó pasando por el gran mirador típicamente modernista. En la fachada destaca la decoración ondulante con motivos vegetales que integra todas las labores de las artes decorativas en los trabajos de forja, madera y cristal.

La última remodelación de la plaza han cambiado en gran manera su aspecto, integrando también con la disposición de su pavimento los restos del foro romano que se sitúan bajo ella, haciendo presente así todo el periodo histórico de ocupación de este espacio como lugar público, hecho rememorado por una escultura de Augusto situada en una de sus esquinas y que es réplica de la original encontrada en la Curia del foro romano.